Gracias a sus espectaculares parajes, sus lagos misteriosos y sus verdes prados y colinas, Escocia se ha convertido en muchas ocasiones en el lugar perfecto para rodar películas, ambientadas o no en el propio país. Está claro que estos montes, valles y parajes solitarios son perfectos para ambientar luchas medievales, pero también encontramos referencias más actuales, sobre todo en la moderna Edimburgo, que se ha ganado un lugar en la filmografía actual en muchas películas ya de culto. Recorramos un poco de Escocia a través de los lugares que han sido inmortalizados para la gran pantalla.
– El hombre de Mimbre (The Wicker Man, 1973): Esta interesantísima obra de culto que hace poco cumplió 40 años es uno de los mejores ejemplos de la variedad de escenarios de rodaje que podemos encontrar en Escocia. La cinta, protagonizada por Christopher Lee, fue rodada en varios pueblos de la zona de Ayrshire y Dumfries and Galloway, al sur del país, así como en algunas localizaciones de la isla de Skye y en el hermoso y llamativo pueblo de Plockton, que cuenta con un microclima especial que le permite tener palmeras en sus calles. La película narra la historia de un joven policía que llega a una isla escocesa, Summerisle, en donde una niña parece haber desaparecido.
– Carros de Fuego (Chariots of Fire, 1981): Una de las cintas más premiadas y populares de lo que podríamos llamar «cine de deportes», Carros de Fuego ha llegado hasta nuestros días como una película de culto gracias a su magnífica historia, a su genial banda sonara y por supuesto, a sus escenarios y localizaciones. La película trata sobre dos medallistas olímpicos británicos y su aventura en las olimpiadas de 1924. Uno de estos corredores era escocés, y por ello muchas escenas se grabaron en el país, en las playas de St Andrew, en los valles muy cerca de Perth o en la propia capital Edimburgo.
– Los Caballeros de la Mesa Cuadrada (Monthy Phyton and the Holy Grial, 1975): Uno de los conjuntos humorísticos más célebres de la historia británica, Monthy Phyton, realizaron su propia versión de las aventuras del Rey Arturo y sus caballeros en esta cinta, solo cuatro años después del tremendo éxito que supuso La Vida De Brian. Para el reino de Arturo buscaron localizaciones escocesas, como el Glen Coe, el páramo de Rannoch o el Castillo de Doune, que encajan perfectamente en la historia que se pretende vender en la cinta, de tono humorístico pero de espectacular factura.
– Los Inmortales (The Highlander, 1986): Una de las películas más populares rodadas en Escocia, sin duda un clásico dentro del cine fantástico, que cuenta la historia de Connor Mcleod, un inmortal escocés que debe sobrevivir a la persecución del malvado Krugan, el gigante también inmortal que le persigue desde hace siglos. Mcleod se encuentra actualmente en Nueva York, pero un flashback nos permite presenciar el inicio de su leyenda, en su Escocia natal. Destacan el Glen Nevis (montaña más alta del Reino Unido), el Lago Shiel, en Torridon, y especialmente el precioso y espectacular castillo de Eilean Donan, situado en Dornie, justo a la entrada de la isla de Skye. Este castillo se ha convertido en habitual en el cine, por su espectacular ubicación y su belleza casi sobrenatural. Aparece también en El Mundo Nunca Es Suficiente, de la saga Bond, en Lago Ness o en La Boda De Mi Novia, entre otras muchas películas.
– Braveheart (Braveheart, 1995): Seguramente, la película que más turistas ha atraído a Escocia, gracias a contar la historia de uno de sus mayores héroes nacionales, William Wallace. Es cierto que su sentido histórico no era el más apegado a la realidad, pero la película encantó a millones de personas alrededor del mundo, quedándose totalmente prendadas de la majestuosidad de los escenarios y de la propia historia de valentía y tesón de Wallace. Lo más curioso es que, a pesar de transcurrir totalmente en Escocia, la película fue rodada casi en su integridad en Irlanda. Solo algunas escenas al inicio de la misma, en la niñez de Wallace, fueron grabadas en Glen Coe.
– Rob Roby: la pasión de un rebelde (Rob Roy, 1995): Al mismo tiempo que Mel Gibson dirigía y estrenaba su Braveheart, el irlandés Liam Neeson se metía en la piel de otro de los grandes héroes escoceses, Rob Roy, una especie de Robin Hood al norte de la frontera. Al contrario que con Braveheart, los productores de este filme si que grabaron las localizaciones de esta película en la propia Escocia, en diferentes lugares de las Highlands, en Perth y también en el mítico castillo de Eilean Donan, del que ya hemos hablado antes.
– Trainspotting (Trainspotting, 1996): Cambiando totalmente de tercio, llegamos a la Escocia de finales del siglo XX para encontrarnos con esta opera prima del director Danny Boyle, ambientada en Edimburgo pero rodada en Glasgow exceptuando su primera escena, en la que los jóvenes protagonistas corren por la célebre Princess Street de la capital. El descubrimiento de Ewan McGregor, la genial banda sonora y la novedosa estética audiovisual de la que hacía gala la película la han convertido en un film de culto.
– Lago Ness (Loch Ness, 1996): El misterio más mundialmente conocido de Escocia también merecía tener una aparición estelar en el cine, sobre todo cuando viene de la mano de Hollywood. Con un Ted Danson tratando de recuperar la fama que perdió tras el final de Cheers, la película nos habla de la leyenda del monstruo del lago más conocido de Escocia. Fieles a la maravillosa geografía y a los paisajes del propio lago, la producción se llevó a cabo en esa zona de las Higlands, en pequeñas villas cerca del lago como Foyers, Drumnadrochit o Dores.
– Saga de Harry Potter: Escocia está unida de forma natural al mundo de Harry Potter, ya que no en vano, fue en Edimburgo donde su autora, J.K. Rowling, comenzó a esbozar la historia del joven mago, y escribió la gran mayoría de libros. Las películas también utilizan muchas localizaciones escocesas, entre las que destaca el Glen Nevis y sobre todo el fantástico viaducto de Glenfinnan, que todavía se sigue utilizando actualmente, y que une Fort William con Mallaig. De hecho, se puede realizar el mismo viaje que Harry, Hermione y Ron hacen cada año para llegar hasta Hogwarts, montados en el mismo tren que ellos, una auténtica gozada.
– El Códgio Da Vinci (The Da Vinci Code, 2006): Dan Brown removió los cimientos de la literatura comercial cuando lanzó su cuarto libro, titulado El Código Da Vinci, que se ha convertido en el best seller más importante de nuestro tiempo. No tardó en llegar la adaptación cinematográfica a cargo de Ron Howard, con Tom Hanks en el papel protagonista. En ella, al final, podemos ver uno de los secretos mejor guardados de Escocia, la capilla de Rosslyn. Situada a pocos kilómetros de la capital, Rosslyn es un lugar de peregrinaje para los amantes del misterio, y desde el estreno de la película, también para los amantes del cine, que quieren pasear por el mismo lugar que sorprendió a los personajes de la cinta.
– Amanece en Edimburgo (Sunshine in Leith, 2013): Y para terminar nuestro recorrido por Escocia, volvemos a Edimburgo para descubrir este delicioso musical basado en las canciones de The Proclaimers, uno de los grupos más populares del país. Esta película llena de positivismo, de alegría y de buena música sirve para representar también la parte más luminosa de Edimburgo, que por supuesto, existe.